¿Conoces el sexo kinky?
El sexo Kinky se define como prácticas sexuales poco usuales, definiendo poco usual como salir de la zona de confort a la que estamos acostumbrados en nuestra vida íntima. La rutina sexual es variada y un reto diario, ya sea teniendo pareja, encuentros esporádicos o noches de locura y pasión. Un amante kinky es capaz de experimentar sin límites, más que los marcados por los propios participantes y su imaginación; dispone de una mente abierta y una gran capacidad de comunicación, tanto verbal como física.
La sexualidad ofrece muchos matices, opciones y caminos, y el sexo 'kinky' es uno de ellos. Es el sexo atrevido, espontáneo, pícaro, explosivo y un poco salvaje. Con una pareja 'kinky' nunca sabes qué te depara el día: una batalla campal con almohadas, amor a fuego lento en la cocina, una proposición 'bondage' o una sesión apasionada en el mar aprovechando el vaivén de las olas. Con ella, las sorpresas llegan solas.
¿A quién no le gustaría añadir en su vida sexual un toque de novedad, pasión y alegría? Lo mejor es que cualquiera, hombre o mujer, puede convertirse en amante 'kinky'. La única vía es que uno de los dos quiera cambiar. Con ella suprimimos además el pensamiento racional y los dolores de cabeza del día a día".
Y si falla la imaginación, siempre queda el recurso del cine erótico y la recreación de las escenas más excitantes, imitando posiciones, roles, situaciones, etc. O un texto erótico como preámbulo para despertar el deseo carnal.
Para hacerse una idea, una mujer 'kinky' siempre guarda en su mesita de noche algún pañuelo de seda, una pluma, un consolador o un liguero. Por su parte, al hombre 'kinky' le gusta el juego de palabras obscenas que hagan sentir a su pareja deseada y sexy.
Otras parejas dan un paso más con prácticas que disparan un chute de adrenalina explosivo: sexo en un lugar público, fetiches o juegos sadomasoquistas. En las prácticas más extremas, la pareja comparte una 'safeword' o palabra secreta para indicar que uno quiere parar.